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El anti-Dobbs: Venciendo la guerra interna a través de la legalización de las drogas

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[Como parte de una serie de programas sobre la cuestión de las drogas del programa de CNN Lou Dobbs Tonight, esta semana el comunicador populista Lou Dobbs escribió un editorial llamado "The War Within, Killing Ourselves" [La Guerra Interna, Matándonos] – un artículo que él concluye exigiendo que el país se comprometa con la “victoria” en la guerra a las drogas. Pero los observadores informados de las políticas de drogas comprenden que ésta es una fantasía utópica irrealizable basada en premisas defectuosas. David Borden, el director ejecutivo de StoptheDrugWar.org, ha escrito una respuesta al artículo de Dobbs que está modelado de acuerdo con ello, párrafo por párrafo, pero que cuenta lo que pasa en realidad.)]

WASHINGTON (Crónica de la Guerra Contra las Drogas) -- Estamos trabando una guerra que está infligiendo aún más bajas que las guerras en Irak y Afganistán y que en todo ese tiempo ha costado el mismo tanto. Estamos perdiendo la Guerra Contra las Drogas. En verdad, todo ha estado mal desde el comienzo.

Lou Dobbs sobre la guerra a las drogas – él no la entiende
Que no podamos vencer la guerra a las drogas es una verdad que no se escuchará de John Walters, el director del Gabinete de Política Nacional de Control de las Drogas de la Casa Blanca, que pasó la semana pasada alardeando las políticas antidrogas del gobierno Bush. Él afirma que estas políticas han ocasionado una caída en el abuso químico y mejoramientos en nuestra salud física y mental.

Aunque Walters se concentrara en una caída marginal en el consumo casual de drogas, él no hizo mención del alza espantosa en las sobredosis de drogas. De acuerdo con el presentador de CNN, Lou Dobbs, “los Centros de Control y Prevención de Enfermedades informaron esta semana que las sobredosis involuntarias de drogas casi doblaron durante el transcurso de cinco años, subiendo de 11.155 en 1999 para 19.838 en 2004. Las sobredosis fatales en adolescentes y adultos jóvenes dispararon 113 por ciento”. El año pasado, cientos de usuarios de heroína murieron cuando un lote de heroína mezclada con el poderoso opiáceo sintético fentanil llegó a varias ciudades grandes.

Si las drogas fueran legales, los usuarios tendrían menos chances de tener sobredosis porque, en vez de comprar las drogas en la calle, donde la pureza puede fluctuar salvajemente y el lote que se obtiene puede estar adulterado, ellos las conseguirían de distribuidores y fabricantes autorizados y regulados y sabríamos lo que estuvieran recibiendo. No es sorprendente que a gente como Walters y Dobbs no le guste ideas así. Pero fuera de terminar la prohibición, se pueden salvar vidas aun ahora al ofrecer ampliamente el antídoto contra la sobredosis, la naloxona. Trágicamente, el secretario antidroga Walters se ha opuesto aun a eso.

Por supuesto, John Walters y Lou Dobbs no están encarando la realidad. Simplemente no hay disculpa para causar la destrucción de tantas vidas jóvenes a través de estas leyes contraproducentes de la prohibición.

¿Cómo alguien puede racionalizar el hecho de que Estados Unidos, con sólo 4 por ciento de la población mundial, tenga 20 por ciento de los prisioneros del mundo? Más de medio millón de nuestros presos están en la prisión por delitos no violentos de drogas.

La prohibición de las drogas fue promulgada hace 93 años, mucho antes que el ex presidente Richard Nixon llamara las drogas “el enemigo público número uno” e hiciera presión por la Ley de Sustancias Controladas de 1970 [Controlled Substances Act of 1970]. Desde entonces, por un siglo el gobierno ha trabado una guerra de agresión contra su propio pueblo, pero una guerra fútil. Pese a que las estrategias de represión del lado de la oferta busquen desalentar el consumo volviendo las drogas menos disponibles y, por lo tanto, más caras, las medidas de disponibilidad de las drogas han tomado la dirección equivocada: La heroína, por ejemplo, vendida a $329 por gramo en 1981, pero a $60 por gramo en 2003. Los precios de la cocaína han caído similarmente.

Como Dobbs ha señalado, “más de dos millones de presos en las prisiones de nuestro país cumplen los criterios clínicos para la dependencia química o el alcoholismo, pero menos de un quinto de estos infractores recibe cualquier tipo de tratamiento” aunque “los estudios muestren que el tratamiento exitoso corta el abuso químico por la mitad, reduce la actividad criminal en hasta 80 por ciento”. Que lástima que usamos los lechos valiosos del tratamiento con personas que no están adictas de verdad, pero que son “encaminadas” a programas de tratamiento por el sistema de justicia penal de todos modos, muchos de ellos siendo meros usuarios casuales de marihuana.

En medio de la guerra global contra el terror junto con las guerras en Irak y Afganistán, el tráfico de narcóticos ilícitos posibilitado por la prohibición global de las drogas está ayudando a nuestros enemigos a través de los lucros fáciles y no regulados que ella les proporciona. Debemos revocar estas leyes antidrogas abusivas y autodestructivas, mientras damos alternativas positivas a los jóvenes, tratamiento exitoso a los estadounidenses que luchan para vencer las adicciones y programas de reducción de daños como el cambio de jeringas a aquellos que no estén listos aún para parar de usar drogas.

Cualquiera que sea el curso que sigamos en proseguir otras guerras, debemos comprometernos como miembros de esta gran sociedad con la única opción en la Guerra Contra las Drogas – la victoria mediante la legalización.

Pese a que Lou Dobbs llame “ridícula” la legalización, las opiniones expresadas en este comentario son compartidas por muchas de las personas más atentas y respetadas en el mundo, incluso jueces, fiscales generales y jefes de estado.

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